¿Sabe cuáles son las zonas aptas para un cultivo? No todas las tierras sirven para una plantación, aprenda a identificar los suelos agrícolas para mantener una buena producción. ¡Aquí se lo contamos!
La agricultura es uno de los oficios más relevantes de la sociedad, debido a que de este dependen un gran número de personas para adquirir algunos de los insumos necesarios con el fin de suplir las principales necesidades alimentarias. Para los agricultores y las empresas que se reúnen alrededor de esta industria, mejorar sus procesos y obtener un mayor margen de ganancias del producto final que resulta de toda cosecha, son algunas de las principales preocupaciones que intentan solventar a través del uso de nuevas técnicas o insumos para invernadero. Sin embargo, existe un elemento fundamental que interviene en todo el proceso productivo de un cultivo y del que depende el éxito de la plantación.
En Agropinos sabemos que gracias a los trabajos que realiza su empresa es posible fortalecer el sector del agro, por eso le ofrecemos los mejores insumos para invernadero con los cuales podrá hacer más eficiente los trabajos de cuidado. El día de hoy queremos que conozca qué es el suelo agrícola y por qué el color del mismo es importante a la hora de establecer el área productiva en el que se espera efectuar una siembra. Continúe leyendo y no se pierda ninguno de los detalles de este recurso que muchas veces no es tomado en consideración, pero que repercute en el éxito de los procesos dentro del cultivo.
Importancia del suelo agrícola
Para establecer qué es un suelo agrícola resulta crucial tener en cuenta que existen diferentes tipos de suelos y que no todos son aptos para llevar a cabo un cultivo. Aunque la mayoría de las plantas pueden adaptarse a diferentes condiciones climáticas, y desde allí apropiarse del suelo en el que se encuentren, si el suelo no es apto para un cultivo, las plantas no van a poder obtener los nutrientes necesarios para su crecimiento y, por lo tanto, no proporcionarán los resultados esperados.
Contrario a lo que se podría llegar a creer, la función del suelo dentro de las plantaciones va más allá de suplir una necesidad estructural que le permita a las plantas que integran el cultivo mantenerse estables mientras se desarrollan. Aunque hay suelos más estables que otros, en cada uno de ellos se puede realizar trabajos agrícolas, siempre y cuando este cuente con la suficiente humedad para brindarle a los sistemas de riego la absorción necesaria para evitar estancamientos. Los niveles de humedad acumulados en el suelo pueden influir en la fertilidad del mismo, esto sucede gracias a una serie de reacciones fisicoquímicas que facilitan la condensación de nutrientes presentes en la materia orgánica de la que se alimentarán las plantas durante su crecimiento.
Tipos de suelos agrícolas
Aunque los trabajadores del campo pueden reconocer con facilidad algunas de las características del suelo agrícola de manera intuitiva y desde allí establecer cuál terreno es más óptimo para proceder con la producción de un cultivo, la edafología es la ciencia que se encarga de estudiar a detalle las propiedades del suelo para efectuar una clasificación estandarizada en la que se determinan diferentes aspectos a la hora de definir cuáles suelos son más óptimos para las labores agrícolas. Gracias a esta ciencia, los agricultores pueden conocer de manera fácil y sencilla qué tipo de pH se encuentra presente en el suelo y cómo este puede influir en el crecimiento de determinada planta. De esta manera, se establece que los tipos de suelos agrícolas propicios para un cultivo son los siguientes:
- Suelos arcillosos: este tipo de suelos suele ser uno de los más fáciles de identificar debido a que presenta un tono rojizo con tintes naranjas, muy cercano al color caoba. Además de esto, su textura es mucho menos porosa en comparación a otros suelos, por lo que retiene mayor cantidad de humedad y materia orgánica, elementos esenciales para que un cultivo tenga siempre los nutrientes adecuados. Sin embargo, esta misma cualidad hace que los suelos arcillosos sean más compactos y propensos a sufrir problemas de encharcamiento, ya que hay menos facilidades de filtración y, por lo tanto, menos aire. Los trabajos de arado pueden facilitar el manejo del suelo, pero también se puede hacer uso de fertilizantes o elementos orgánicos que estabilicen los componentes del espacio para que de este modo se le brinde un mejor entorno al cultivo.
- Suelos arenosos: contrario a lo que sucede con los suelos arcillosos, los arenosos son significativamente más porosos y, por lo tanto, más inestables. Esto se debe a que hay una mayor cantidad de partículas de tierra agrupadas, de manera que la circulación del aire es mayor, pero al mismo tiempo es mucho más difícil la absorción de líquidos y nutrientes. Aunque el tratamiento de este tipo de suelos no requiere de trabajos de arado o compactación, si es esencial darle un manejo más constante a la tierra a través de distintos productos agrícolas que proporcionan los nutrientes necesarios para la producción de un cultivo.
- Suelos limosos: en términos de estructura, los suelos limosos son los más estables debido a que no son tan compactos como los arcillosos ni tampoco son porosos como los arenosos. Este tipo de cualidades lo convierten en uno de los suelos más óptimos para los trabajos de cultivo debido a que integran distintos componentes que mejoran la absorción de los nutrientes de las plantas sin producir encharcamientos. Su color oscuro se debe a la alta presencia de materia orgánica, pero al igual que sucede con otro tipo de suelos, siempre se recomienda emplear insumos que mejoren su calidad y evite que sus condiciones fisicoquímicas se alteren por distintos factores climáticos.
Aunque cualquiera de estos suelos son recomendables para realizar trabajos agrícolas de acuerdo al tipo de plantas y los requerimientos de las mismas, la edafología también establece que existen suelos ideales, conocidos como suelos francos, que integran todos los beneficios de los ya mencionados, facilitando de manera considerable las labores del campo y proporcionado mejores resultados en cada uno de los cultivos que se lleven a cabo.
¿Cómo reconocer los suelos agrícolas?
Aunque la mayoría de los suelos mantienen propiedades visualmente evidentes que permiten una fácil identificación, si lo que se busca son resultados más precisos, es necesario considerar que la tierra en la mayoría de los casos puede tener distintos porcentajes de componentes arcillosos, arenosos o limosos. De esta forma, en el agro se encuentran, por ejemplo, suelos franco arcillosos, con grandes cantidades de nutrientes, pero con una mala absorción de líquidos que requiere una atención prioritaria dentro de los procesos de riego. El color, la textura y las propiedades físicas pueden ayudarlo a determinar ante qué tipo de suelo se encuentra y si este es ideal para los trabajos de cultivo; sin embargo, hoy en día existen estudios de suelos que analizan los distintos componentes del mismo por medio de una prueba, logrando determinar los niveles de pH, la acidez o la salinidad.
Cada cultivo es diferente y requiere de cuidados especiales que mejoren su rendimiento a la hora de efectuar los procesos de cosecha. En Agropinos estamos comprometidos con brindarle la solución ideal con la que podrá mejorar sus procesos a través de la venta de insumos que hacen más efectivos los trabajos del campo. Si se encuentra interesado en adquirir plásticos para invernadero o los elementos que necesita para implementar un sistema de riego que se adapte al tipo de suelo que tiene su cultivo, lo invitamos a conocer nuestro catálogo de productos para que descubra todo lo que podemos ofrecerle con nuestros servicios.
Artículo tomado de: Agropinos Insumos Agrícolas
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